¿Qué son los “químicos eternos” y por qué son un peligro?

Las sustancias perfluoroalquiladas (o PFAS) son una gran familia de más de 9.000 sustancias químicas. No están presentes de forma natural, pero son conocidas por ser altamente persistentes, por lo que han recibido el nombre de “químicos eternos” o “forever chemicals”.

Las PFAS apenas se degradan en los entornos naturales. Su persistencia permite su recirculación y concentración en los ecosistemas, siendo encontradas en la sangre y la leche materna de personas y animales de todo el mundo.

A continuación, encontrarás una breve introducción a las PFAS, donde conocerás cuales son los peligros que se esconden detrás de estas sustancias, y qué se puede hacer para mitigarlos.

¿Qué son los “químicos eternos” y por qué son un peligro?

¿Dónde se encuentras las PFAS?

Estamos expuestos a cientos de PFAS simultáneamente a través de algunos de los productos que utilizamos a diario, así como a través de vías ambientales como el agua potable y ciertos alimentos.

Las PFAS se utilizan en una amplia gama de productos de consumo debido a su capacidad para repeler tanto la grasa como el agua. Por ejemplo, se utilizan comúnmente en envases alimentarios de papel y cartón (envases de comida para llevar, cajas de pizza, bolsas de palomitas, etc.)

Se les encuentra también en utensilios de cocina antiadherentes y en productos textiles, como ropa y equipo impermeable, alfombras y colchones, entre otros.

Están tan cerca de nosotros que las PFAS también forman parte de cosméticos y productos de higiene corporal. Por ejemplo, acondicionador para el cabello, crema base de maquillaje, protectores solares, etc.

Dado que las plantas de tratamiento de agua tienen grandes dificultades para eliminar los PFAS del agua, la contaminación del agua potable con PFAS es un problema creciente. Así que también podemos encontrarlos en el agua que bebemos.

¿Qué tan nocivas son las PFAS?

Los PFAS pueden ser tóxicos tanto para los seres humanos como para la fauna. Muchos de los miles de PFAS que se utilizan actualmente carecen de datos toxicológicos adecuados.

Se ha demostrado que dos de las sustancias químicas más estudiadas de esta familia, el PFOA y el PFOS tienen los siguientes efectos:

  • Interfieren en el sistema hormonal (por lo que se denominan disruptores endocrinos)
  • Interfieren con el sistema reproductivo y el desarrollo del feto
  • Afectan al sistema inmunitario.
  • Promueven el desarrollo de ciertos tipos de cáncer (como cáncer de riñón y de testículos)

¿Qué tan contaminados estamos de PFAS?

Las PFAS no se degradan en el medio ambiente y se mueven con el agua. Esto significa que, una vez liberados en el medio ambiente, las PFAS tienden a migrar en el agua y a permanecer intactas durante períodos muy largos.

Esto permite que sean transportadas a largas distancias. Se han encontrado PFAS en el medio ambiente en todo el mundo, incluso en las zonas más remotas como el Ártico. También se han detectado en la sangre y la leche materna de personas y animales salvajes de todo el mundo.

Eliminar las PFAS del medio ambiente es extremadamente difícil, e imposible cuando se trata del vasto océano. Esto, junto con la extrema persistencia de las PFAS, significa que los seres humanos y la fauna silvestre seguirán expuestos a estas sustancias químicas, incluso si se dejan de usar hoy.

¿Cómo se puede evitar la exposición a las PFAS?

No es posible evitar la exposición a las PFAS, pero hay algunas medidas que puede tomar para reducir tu exposición y la de sus hijos a las PFAS:

  • Alimentación: Evita el uso de utensilios de cocina antiadherentes y favorezca la comida casera en lugar de la comida rápida y comida para llevar.
  • Textiles: Compruebe si las etiquetas contienen PFAS o PFC.
  • Cosméticos: Evita los productos que contengan sustancias químicas con «fluoro-» o PTFE en su nombre (compruebe la lista de ingredientes). Evita también los hilos dentales con revestimientos de PTFE.

Los gobiernos deben actuar con mayor rapidez para eliminar todas los PFAS, en colaboración con la UE y mediante acuerdos mundiales. Pero mientras eso ocurre, es mejor tratar de reducir nuestra exposición a estos “químicos eternos”.